¡Hoy me siento desbordada, agobiada, agotada, saturada!

Que mal se pasa cuando estas con esa sensación. ¡Y ahora mismo, a mi, me invade! La culpa.
Es duro darme cuenta que no llego a todo, que me faltan horas al día para hacer todo lo que quiero. ¡Y como de vez en cuando hago un post en plan “terapia” bloggeril! Aquí va el desahogo. Y así sigo suelto el lastre y tiro para adelante.
Entender que no tengo súper poderes no debería sorprenderme, ¿verdad? Pero a veces yo mismas me impongo demasiadas obligaciones, necesidades y deberes. ¡Y no llego a todo! Es imposible, son consciente pero aun así yo y mi cabezonería, lo intentamos y claro, no es que sienta que es un fracaso,
¡Es que me da rabia no llegar!
Creo que gestiono bastante bien mi tiempo, pero cuando eres madre, surgen imprevistos, peticiones, lo que se llama la vida vamos. Porque por mucho que tu intentes llevar un horario hay días que no lo consigues y la bimaternidad no ayuda, así que las que tienen más, no sé cómo lo hacen.
Ya no dependo sólo de mí. Mis hijas no entienden de prisas, de agobios y sobretodo, la peque no entiende que no pueda jugar con mamá, porque yo tenga faena o que estar por su hermana, los celos es otro gran tema. Lo peor de todo, es que después de su cabreo con pataleta incluida y no le culpo me doy cuenta que muchas de la que tengo que hacer es porque me las autoimpongo. ¿Porque no se me puede ocurrir imponerme jugar un rato con ella? En fin, esto sí que es un fallo.
No hay mejor tiempo invertido que el que paso con ellas, con mi familia
Lo sé, lo tengo claro. Pero a veces, me presiono mucho a mi misma e intento hacer encajar todas las piezas de diferentes puzles y eso no funciona, acabo agotada mentalmente.
Muchos días sólo consigo sentarme mientras le doy el pecho a la baby, esto teniendo en cuenta que el papi, vale millones y que cuida de nosotras como nadie y él se encarga de la mayoría de cosas de casa. Aunque muchas veces, me voy a dormir a las tantas para dejarlo todo medio decente y no sentirme
culpable. Otra vez la culpa.
La culpa vuelve a salir. ¡Y no me gusta!
Hay días, que me pone nerviosa que suene el WhatsApp continuamente, que me llamen continuamente (aunque la que llame sea mi abuela para someterme al 3er grado, cosa que hace una media de 3 veces al día), que la bandeja de entrada este llena, tener cosas a medias, me pone nerviosa que me hierba la cabeza con ideas, pensamientos, etc., que no me dejan descansar. Cosas que ni siquiera puedo hacer porque no tengo tiempo, pero ahí están en cola esperando que les haga un hueco.
Necesito ser egoísta pensar más en mí, en nosotras, en nosotros, en mi pequeña familia, y mantenerme un poco más al margen. Me cuesta decir que NO y a veces es necesario. Así que este fin de semana toca desconexión y relax, a mi manera claro, que es sin parar. Porque una puede estar nerviosa, pero yo soy todoterreno y eso de momento no lo voy a cambiar.