
manifestación feminista – foto CC0 Pixabay
Para mi es importante educar en el feminismo
Hace años, yo era una de esas personas que confundía feminismo con el hembrismo. No recuerdo haberlo dicho, pero no me extrañaría que de mi boca hubiese salido de mi boca, – Ni feminismo, ni machismo, igualdad.
Y es que hasta hace unos años (creo que esto vino asociado a la maternidad), no he sido consciente de esas desigualdades, de esos micromachismos de la educación que he recibido. Lo que para mi era normal, realmente llevaba a la desigualdad.
Tengo muy arraigados conceptos como: el rosa es de niñas y el azul de niños. Los juguetes de niños (coches, herramientas, etc) y niñas (muñecas, carros, etc). Y no debería ser así.
Cómo lees, tengo esa lucha interior. Supongo que tiene algo que ver con la educación recibida, que entra en conflicto con lo que quiero para las niñas. Que es respetar lo que quieren sin prejuicios, sin juzgar, ni imponer. Quiero que se sientan libres para decidir y escoger qué quieren.
Confieso que la primera vez que me di cuenta que debía cambiar de mentalidad, fue cuando uno de mis sobrinos pidió una muñeca para su cumpleaños, me impactó, me descuadro. Ahí fue cuando me di cuenta de la cantidad de prejuicios impuestos que tenía. Pero me fue bien, porque ahí empecé a desmontar esas ideas preconcebidas y esos conceptos tan arraigados en mi, que no quería ni quiero. Ahora cada vez más pienso que las niñas pueden ser lo que quieran.
Y es que, reconozcamos lo hasta en los dibujos están latentes esas asociaciones arcaicas de género. Pocos dibujos veo en los que no se potencien estos roles.
Y que me decis del Reggaetón

Grafitti en una pared del famoso cartel We can do it! – foto CC0 de Pixabay
De este tema, mejor no hablamos mucho, porque es un tema que me tiene muy quemada. Y es que, normalizamos y aceptamos canciones machistas a más no poder. El reggaetón ahora mismo, para mi es sinónimo de machismo, y a mi hija me encanta.
Suerte que no entiende la mayoría de las canciones, porque… vaya tela de letras. ¿Os habéis parado a escuchar lo que dicen?. A mi con algunas me dan hasta ganas de llorar, no sólo es que las mujeres seamos tratadas como objetos, que también. Pero es que en muchas no se nos respeta.
Las niñas ya no quieren ser princesas indefensas y no todos los niños quieren ser superhéroes.
La sociedad está cambiando, eso está claro. Cada vez, por suerte los hogares son más corresponsables. Y la frase: – Yo ayudo en casa a mi mujer. Está desapareciendo, poco a poco, muy poco a poco. Aún queda mucho por hacer.
En casa creo que hay un gran ejemplo, los dos hacemos nos encargamos de todo, más papá la verdad, sobretodo, desde que dejó de trabajar durante un tiempo para estar con ellas.
Otro de los conflictos que tengo son los pendientes
Si, es uno de los temas que dan lugar a más opiniones enfrentadas. También dentro de mi casa, ya que en esto no estamos de acuerdo. Poner o no pendientes a las niñas. Ahora mismo para mí, es algo que me resulta innecesario y es la primera de las distinciones que hacemos es al nacer. Y a parte de una cuestión cultural, estética o de distinción, no le veo ninguna necesidad. Y no encuentro argumentos de peso para ponerse los. Aunque, reconozco que me gustan. Sobretodo porque a papá le gustaría que llevarán, para mí es algo tradicional, cultural, etc.
Para que veáis, mi hija mayor lleva pendientes desde los 4 meses aproximadamente, porque finalmente acepte que se los pusieran. Ella a días está encantada, a días no los quiere y no los lleva. A pesar de eso, ella misma pide que le pongamos también a su hermana.
Tenemos 3 pares preciosos que aún esperan ser estrenados. Y ahí los tengo guardados por si acaso un día llego a casa y los lleva (la verdad, es que espero que no, pero nunca se sabe). Creo que esta vez lo tengo convencido para no ponerlos. Ya que estoy siendo mucho más firme en mi decisión.
Lo que realmente me gustaría es que ella decidiera si quiere o no
Y aunque todo el mundo dice que de pequeños, les duele menos y no se enteran. Yo creo que esto no es así, pero no lo pueden comunicar y nosotros mismos lo tenemos tan asumido que cuesta cambiar de mentalidad. La que peor lleva este tema sin duda es mi abuela, y es la que más insiste en que se los pongamos. Vamos que es una decisión que a veces me cuesta comentarios, opiniones, etc. Y es que entre que no lleva pendientes y la visto muy neutra, suelen confundirla con un niño y a ella le repatea que le digan que es un niño.
Creo que en los últimos tiempos se me ha acentuado la necesidad de educar en el feminismo
No soy feminista, pero sí que me gustaría serlo. Quiero educar a mis hijas en la igualdad. Reconozco que tengo mucho camino por hacer. Y que yo misma cometo muchos micromachismos sin darme cuenta. Y es que cuando te han educado normalizandolos, y vives en una sociedad que en cierta forma te impone esa normalidad, es difícil salirse de ella. Me queda mucho, por hacer y por aprender.
Deseo una sociedad para mis hijas en las que no esperen nada de ellas por ser mujeres, un futuro en el que ellas puedan elegir libremente sin ser juzgadas (esto ahora mismo me resulta imposible de creer). En el que se puedan vestir como quieren, sin que tengan que escuchar que van provocando. Porque se eduque en el respeto, la corresponsabilidad y la igualdad.
En el que no haya sentencias condenando a las víctimas. En las que toda la sociedad proteja igual a hombres que mujeres. Esa sociedad que aunque ahora parezca utópica sea real y espero que en breve. Una sociedad feminista, comprometida y segura para todos.
Para mi educar en el feminismo es: educar en la igualdad, el respeto y en la libertad.
Es un movimiento de transformación cultural, político y social.
Yo no quiero que mis hijas tengan metidos en la cabeza que hay colores de niños o de niñas. O que las mujeres deben quedarse en casa cuidando de los hijos y limpiando. Tampoco que es normal ganar menos que un hombre por hacer el mismo trabajo. Porque las mujeres somos igual de válidas y capaces.
Y esa educación empieza en casa, así que comprometámonos por ellos y por nosotros. Es importante darles un buen ejemplo.