Hoy 2 de mayo, por casualidad he visto en Instagram que es el día internacional contra el acoso escolar. Y he estado pensado si escribir o no este post. Finalmente ha ganado el si y he escrito este post con la intención soltar lastre y desahogarme, cómo viene siendo habitual. Tranquilos, no voy a entrar en detalles.
Cómo os he dicho, yo sufrí acoso escolar, aún recuerdo con tristeza aquella época, me insultaban casi cada día (vieja, verruga, rey león… eran algunos de los insultos que recibía), tengo grabadas en la memoria muchas situaciones, la impotencia y la frustración que sentía y ese sentimiento de perdedora. También había buenos momentos, que lo hacían más llevadero, no todo fue malo.
Mis padres, me cambiaron de colegio cuando nació mi hermana, ya que, mi madre dejo de trabajar para cuidarnos. Mi hermana acababa de nacer, no lo estaba pasando demasiado bien, tenia los celos a flor de piel y fueron muchos cambios de golpe. Yo, era una niña muy introvertida, vergonzosa y callada. Del primer día en el nuevo colegio recuerdo, que a la hora del patio nadie se acerco a mi, estuve sola y triste. El segundo día, las cosas mejoraron, hice amigos, aunque nunca me sentí realmente integrada. Lloraba muchos días al llegar a casa y no quería ir a la escuela. Me sentía muy insegura, algo normal, ya que se reían de mi.
Me gustaba aprender, jugar con otros niños, pero lo que algunos adultos, veían como juegos de niños, a mi me tenía martirizada. Lo pase mal, no lo recuerdo como una buena época. No sé cuál fue el problema. A veces, me preguntaba que había hecho para que se cebarán así conmigo, ¡Sinceramente, creo que no hice nada! y mis adultos de referencia, me refiero a algunos profesores y monitores o estaban ciegos o le quitaban importancia. Mis padres fueron mil veces a hablar con los profesores al colegio, intentaron ayudarme, me llevaron al psicólogo y hicieron todo lo que estaba en sus manos para ayudarme. Aunque realmente pienso, que ni los profesores, ni ellos, estaban preparados para enfrentarse a este tipo de problemas. Incluso alguna vez si me quejaba me habían llegado a decir que no fuese chivata, en fin. Por suerte, los tiempos cambian, estás situaciones empiezan a ser visibles y a ponerse medios. Estoy segura, que muchas de estás personas no se daban cuenta del daño que me estaban haciendo. Aunque, reconozco que aún hoy en día, algún día he llegado a cruzarme con alguno de ellos y algo se me remueve por dentro.
Al llegar al instituto la cosa mejoro, aunque la mayoría de mis compañeros eran del colegio anterior… había muchísima gente nueva con la que relacionarse y hacer amistad, compartir buenos momentos y dejar de lado aquel acoso psicológico. Desde ahí, todo mejoro, poco a poco desaparecieron las burlas, los insultos y reconozco que con algunas de esas personas acabe teniendo una relación cordial.
Sinceramente, espero que a mi hija no tenga que pasar por lo mismo, es algo que me preocupa y me agobia mucho. Por esto, intento educarla en la empatía y la inclusión, le pido que piense cómo se sentiría ella ante según que situaciones. No quiero que acose, ni que sea acosada. Ojalá pronto nigún niño tenga que volver a pasar por eso.
Y si alguno de los que lee este post es profesor, le pido por favor, que esté atento y sea muy observador, porque a veces cuesta darse cuenta.
Quizás seria una buena idea contactar con organizaciones como Save the Children que trabajan para prevenir este tipo de situaciones y además ofrecen formación.
Ahora mismo, al acabarlo me siento un poco vulnerable y he dudado de nuevo, si lo publico o no, pero creo que es importante que este tipo de situaciones sean visibles y cómo he dicho antes me va bien soltar lastre.
Eres una valiente por contarlo, siento que pasaras todo eso. Besos
No sé si valiente o descerebrada, por remover lo que paso!